Los revestimientos metálicos del casi-aún-recién-estrenado puente de Triana nos sorprenden una vez más en sus evoluciones estéticas, dejando aflorar desde las últimas semanas o meses una serie de atrevidas oxidaciones que sin duda causan sensación y reafirman su look en adelanto a la próxima temporada primavera-verano.

El estilo de herrumbre «on the river» se ha convertido en un básico infalible de nuestro fondo de armario portuario, sin embargo cada temporada va variando de tonalidades marroncillas, y para este 2021 triunfan las versiones más oxidativas. Y si además te gusta su aplicación sobre superfícies grises monótonas, entonces este puede ser tu puente favorito para los próximos días nublados de Pascua.
Consultando a responsables de la estética de la infraestructura, nos cuentan desde un estiloso anonimato que «creemos que este rovell es muy positivo porque es un claro indicador de la aceptación y uso del puente, tanto por parte de la ciudadanía como de la humedad circundante, reinventándose para aportar un estilismo anodino que remarque que lo importante solo es llegar al otro lado».
La fiebre de los óxidos estaría así marcando tendencia y robando visibilidad a otras polémicas de ámbito municipal que ya quisieran para sí esta nueva herrumbrosa moda, aunque quién sabe si podría servir de inspiración para cubiertas de inacabables auditorios o carpinterías metálicas de ansiadas piscinas.
El tiempo y la humedad nos dirán si los óxidos combinan con todo y se convierten en un fenómeno viral que conquiste, favorezca, y enamore a otros proyectos locales que deseen imitar su exclusivo outfit.